El primero de mayo es un día para celebrar las luchas y los logros de la clase trabajadora en Brasil y en todo el mundo.
La fecha fue consagrada como día de la clase obrera, en honor a los mártires de Chicago, cuya heroica huelga en 1886 resultó en la reducción y limitación de la jornada laboral a 8 horas, derecho que continúa amenazado hoy, por la creciente desregulación y precariedad del trabajo.
Vivimos una época de adversidad para la clase obrera, marcada por la ofensiva despiadada contra la Constitución, el derecho laboral y la CLT.
El escenario es de profundización de las desigualdades, con desempleo masivo y avance de la informalidad, destrucción de garantías y seguridad social.
La pandemia que ya se ha cobrado más de 663.000 vidas en nuestro país, también hace que el grueso de sus víctimas se encuentre dentro de nuestra clase, especialmente en los estratos más pobres y vulnerables.
Sufrimos doblemente las letales consecuencias de la política genocida y antisocial del gobierno de Bolsonaro. La vida de cientos de miles de trabajadores estaría descartada si Brasil hubiera seguido los protocolos de la OMS, que el presidente tristemente boicoteó. Bolsonaro fue negligente en el manejo de la crisis sanitaria.
La tragedia hubiera sido aún peor si no hubiera sido por la existencia del sistema único de salud, nuestro SUS.
El dilema de Bolsonaro, según el cual los trabajadores brasileños deben elegir entre derechos o empleo, es falso.
Un juego de mentiras, en el que, según el IBGE, los desempleados y desanimados ya suman más de 18 millones de personas y la población subutilizada ya supera los 30 millones.
Y eso no es todo. La situación es dramática con la expansión de la pobreza. Hoy tenemos más de 20 millones de personas pasando hambre y más de 116 millones en situación de inseguridad alimentaria. La reflexión sobre las luchas y los desafíos de la clase obrera reforzó aún más la necesidad de intensificar las luchas, para detener el retroceso civilizatorio en curso en Brasil y defender la vida.
Al mismo tiempo defendiendo el fortalecimiento del SUS, ayuda de emergencia de R$ 600, empleo y renta, derechos sociales, más inversiones en servicios públicos, defensa de la soberanía, democracia y días mejores para el pueblo brasileño.
ADILSON ARAÚJO – Presidente da CTB Brasil
